Entrevista Siegfried Muñoz, doctor en Lingúística: “La escasez de conceptos hace casi imposible el análisis y la reflexión”

Codigorojo. 25 julio 2022.
Fuente diario regionales.

Dos décadas después de publicar Contribución al conocimiento de la estratificación social del habla de Valparaíso (2000), el doctor en Lingúística Siegfried Muñoz van Lamoen, académico de la Universidad de Playa Ancha y miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua, presentará: Estudios en la Comunidad de Habla de Valparaíso.
El trabajo del año 2000, señala el académico, fue “un primer intento por estratificar socialmente el habla de Valparaíso, a la luz de los datos emanados de instituciones como el Instituto Nacional de Estadísticas y el Instituto Consultor en Comercialización y Mercado”. Su nuevo libro es una actualización de aquel trabajo, en base al censo del 2018, de la Encuesta Casen 2017 y los estudios de la Asociación de Investigadores de Mercado 2018.
Una conclusión central es que “en la comunidad de habla de Valparaíso solo existen cuatro estratos o niveles. No existe el nivel alto, sino los estratos medio alto; medio; medio bajo y bajo”. Mientras más bajo el nivel estratístico, socioeconómico y cultural, menor competencia lingúística en los hablantes de Valparaíso, visto desde el criterio de corrección idiomático de la Real Academia Española de la Lengua, subraya. El trabajo detectó que los hablantes, en especial en niveles medio bajo y bajo, “usan un código restringido, de pobreza léxica, carente de adjetivaciones, caracterizado por oraciones breves, pero que tienen vigencia y son apropiadas para su comunidad de habla”, el grupo de personas que cohabitan o viven en el mismo sector. Esta actualización le permitió determinar que en Valparaíso no existe nivel de habla alto.
¿Su oído de lingúista le dice que en ciudades como Viña o Concón? –
Así lo dejé establecido. Esto no significa que no exista alguien de nivel estratístico alto, solo que desde la perspectiva de la investigación socio lingüística es tan reducido el número de personas pertenecientes a este nivel, que no revisten interés para la investigación. En relación a las otras ciudades, es posible que sí exista un grueso contingente de personas que pertenezcan al nivel estratístico alto. Cada comunidad sociolingúística tiene su propia estructura estratístico-social.
¿A qué atribuye los cambios hallados ahora en comparación con su primer estudio?
Atribuyo a la movilidad social, a los cambios sociales. La caracterización socioeconómica y cultural considera variables antes impensadas para ciertos estratos, pero hoy se constatan y son una realidad: Educación, ocupación, ingresos, sistema de salud, tarjeta de crédito bancaria, vehículo particular, teléfono móvil, etc. –
¿Cómo inciden la irrupción tecnológica, la llegada de internet? –
Tienen gran incidencia en la cultura de los habitantes de las ciudades y países. La tecnología ha marcado, generacionalmente, un cambio en las formas de pensar, de percibir y de expresarse de los hablantes. Entre sus comportamientos, prácticamente, no se halla la lectura y si se lee es con el mínimo esfuerzo, lo más corto, un resumen. En síntesis, su pobreza léxica, su código restringido, ya sea para actos de habla en contextos de estilo formal o informal, es manifiesta. No tiene competencia lingúística, por tanto, no logra niveles de actuación en sus actos comunicacionales.
¿Cómo describiría usted el habla del porteño? –
El porteño habla como todos los hablantes de esta modalidad de español llamada “Español de Chile”, pues la norma lingúística, esto es, el conjunto de los modos tradicionales con los que una comunidad linguística como la nuestra, la de los chilenos, usa el sistema. De ahí surgen las normas regionales y locales y, dentro de las normas locales, las hay cultas, ejemplares e incultas. El principal problema es que al poseer una competencia exigua en el saber idiomático, el hablante, en general, emplea registros de bajo nivel, sin considerar los diferentes contextos en que se verifica un acto de habla. Esto es por carecer de una competencia idiomática, principalmente, en el plano léxico de la lengua y de una competencia comunicativa eficiente.
-Si no se puede pensar sin lenguaje -sin palabras, por así decirlo-, ¿la pobreza éxica dificulta el pensamiento reflexivo, creativo, lítico, crítico? –
La escasez de palabras en el repertorio mnemónico de un hablante implica, de suyo, la casi imposibilidad de reflexionar, analizar, de tener sentido crítico y de crear. Esto, porque al hablar de palabras hablamos de conceptos, de significados, de ideas y si se tiene un exiguo conjunto de conceptualizaciones, esto genera poca competencia en el plano de la comprensión lectora, lo que significa que apenas puede comprender e identificar información en textos expositivos y argumentativos. Ni qué hablar de deducir o inferir. – A juzgar por los resultados de selección a las universidades y los programas de reforzamiento de la educación superior para mejorar la retención de estudiantes, ni la comprensión lectora ni esas competencias mejoran.
¿Qué alcances leve a esto? –
Sí, las universidades, en general, hacen esfuerzos por lograr ciertas nivelaciones en la dispar formación que traen los estudiantes que reciben. Algo se logra mejorar, pero en mi opinión, unas pocas horas a la semana dedicados a esto y todo el resto de la semana insertos en un sistema escolar, cultural, social, en que el pragmatismo y lo banal reinan…basta con apreciar la programación de la televisión chilena, para encontrar una respuesta. “Los estudiantes, como toda o gran parte de la sociedad chilena, están inmersos en un sistema que poco invita a la reflexión, a valorar la cultura literaria, pictórica, escultural” y participan masivamente de aplicaciones sociales, dice, “lo que los aleja de la lectura, piedra angular del aprendizaje del léxico de una lengua y del mejoramiento de las competencias lingúísticas”, remarca.

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