Dante Reyes Marín
En las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), del domingo recién pasado, el ganador, sin duda alguna para quien esta nota escribe, fue el modelo neoliberal hegemónico.
Primero que todo, menester es despejar el mito del abstencionismo como factor relevante del citado proceso, pues de acuerdo con la Cámara Nacional Electoral, casi un 70 por ciento de los votantes concurrió a las urnas, y pese a lo simbólico de la obligatoriedad del voto, por cuanto la multa por no concurrir (50 pesos argentinos), con suerte alcanza para comprar una naranja.
Pero más allá de esta cuestión casi anecdótica, preocupante es reconocer que los candidatos del modelo avasallaron a cualquier candidatura de izquierda, todas las cuales prefirieron competir por separado acusando siempre “al otro”, de no promover la unidad.
Pero volviendo a las grandes ligas, Javier Milei, una especie de Republicano chileno, de reciente aparición en la política argentina, obtuvo el 30,04% de los votos, mientras que el bloque conformado por Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, se granjeó nada menos que el 28,27% de los sufragios, pasando la primera de ellos, Bullrich, a la elección general del 22 de octubre donde competirá con Milei y el aspirante del oficialismo, Sergio Massa (27,27%).
Importante es aclarar que Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta serían, en versión chilena, exponentes de la UDI y Renovación Nacional, respectivamente, y habiendo quedado para la elección de octubre la primera de ellos, una candidata que, de economía parece muy poco saber, pero que promete mano dura contra la delincuencia e invita a las fuerzas de seguridad a potenciar la política del denominado “gatillo fácil”.
Por último, el candidato de la Casa Rosada, Sergio Massa, además de en su rol de actual ministro de Economía y tener al país con más de un 115 % de inflación, es una clara garantía de que el país seguirá el derrotero signado por el FMI, sin contar, además, con propuestas punitivas hacia la pobreza, dignas de sus competidores, como lo señalara, por ejemplo, una «ley de seguridad ampliada, para que Ejército, Fuerza Aérea y Marina, puedan entrar en los barrios más humildes que es el lugar donde los narcos infectan a los más jóvenes».
Las tres candidaturas nombradas, todas férreas defensoras del modelo económico, e incluso partidarias de su profundización, obtuvieron sumadas, nada menos que el 85,58% de los votos, en una elección en la que, de acuerdo con la Cámara Nacional Electoral, participó el 69 por ciento de los inscritos en el padrón.
El panorama, para quien esta nota escribe, es verdaderamente desolador, y más aún, al confrontar estas cifras con el miserable 3,27% obtenido por todas las listas de izquierda SUMADAS !!!, y de las cuales el Frente de Izquierda Unidad, con su abanderada Myriam Bregman, será la única competidora en las generales de octubre, por supuesto, sin ninguna posibilidad frente a los gigantes del modelo, los obsecuentes ante el FMI y, por ende, los empobrecedores del país.