Fuente La Tercera
“No toda la gente del regimiento es mala, pero sí hay gente que siento yo que no están capacitadas para ser instructores nunca más”.
Las palabras del exconscripto Cristóbal Sanhueza no hacen más que dar otras luces del trato que recibían en la Brigada Motorizada N° 24 Huamachuco, con sede en Putre, región de Arica y Parinacota, donde hace poco más de una semana murió el joven Franco Vargas y más de una treintena presentó problemas respiratorios y digestivos durante una instrucción militar.
Los hechos terminaron en que 114 conscriptos renunciaron a continuar realizando su servicio militar en el Ejército de Chile, según informó el subsecretario para las FF.AA., Galo Eidelstein. Y con la decisión del comandante en jefe, Javier Iturriaga, anunciando que se relevaba del mando a dos oficiales a cargo de instrucción militar en la que murió Vargas en Putre.
Sanhueza detalló en Chilevisión que “el enfermero que estaba de campaña era super inhumano (…). A un compañero le dio taquicardia por una instrucción diurna, se le subió a la ambulancia, se le estabiliza, y después de estabilizarlo se le tira como si fuese un perro a la tierra. Ese nivel de crueldad y humillación tenían”.
Añadió que en la marcha que finalmente terminó con la muerte de Franco Vargas, “se nos obligó a sacarnos el cargo de frío. Nosotros, la mayoría, no estábamos de acuerdo porque hacía mucho frío, no era un frío soportable para no estar abrigados. Según ellos era para que no nos descompensáramos, pero no tiene sentido eso, las bajas temperaturas no daban para eso, para descompensarse con el sol, como ellos decían”.
Otro testimonio que reveló CHV fue el de Francisco Adasme, quien aseguró que se hizo “una costumbre” ver a compañeros apunados, vomitando y con crisis de pánico. Además, contó que durante la campaña de instrucción existía consumo de alcohol en la campaña entre los jefes militares.
“Me parece impresionante porque se supone que ellos son funcionarios públicos (…) ellos tomaban dentro de la campaña. Habían cajas de vino, habían latas de cerveza, ellos no eran conscientes tampoco, quizás por eso muchos tratos eran agresivos también”, señala.
Y añade: “Eso no se lo puedo decir solo yo, se lo puede decir cualquiera de los que salieron de ese avión, de ese bus que bajaron”.
Adasme dio detalles de cómo era el trato durante las jornadas de entrenamiento: “Decían que no fuéramos cobardes, que no fuéramos marico…, que no fuéramos lesbianas, como ellos se referían. La gran mayoría de ahí son puros viejos verdes, me daban asco; hablaban todo el tiempo puras vulgaridades, es horrible. Hay alguien que tiene que corregir muchas cosas dentro de esa institución. No sé si es solo en el regimiento donde estuve, no sé”.