Codigorojovalparaiso. 27 febrero 2022.
Norma que regula la actividad agrícola causa preocupación al interior de la gran industria. Afirman que se ocupa demasiado del bienestar de los pequeños campesinos, cuando el sector es mucho más complejo que eso. “El desincentivo económico a la inversión y la investigación podría ser devastador”, denuncian. Además aseguran que “La base de nuestra agricultura es la inversión extranjera”,
Las iniciativas convencionales que fueron aprobadas en una primera instancia por la Comisión de Medioambiente preocupan a los gremios de la industria agrícola, y especialmente a aquellos vinculados a la producción de semillas, quienes proyectan una serie de inconvenientes futuros hacia la soberanía alimentaria, dado que “ambas propuestas buscan proteger a los pequeños agricultores, en desmedro del conjunto de la agricultura nacional que está compuesta también por los medianos y los pequeños productores”. Miguel Sánchez, quien es director ejecutivo de la asociación gremial que agrupa a las compañías desarrolladoras de biotecnología, Chile Bio, sostiene que, como país, “estamos lejos de que nuestra alimentación se sustente únicamente en la pequeña agricultura y en las semillas ancestrales, que es lo que busca la iniciativa de norma, que fue aprobada en general en la Comisión, que reconoce el derecho a la soberanía alimentaria”. A su juicio, “sin duda que las semillas ancestrales son valiosas y las tenemos que preservar culturalmente; sin embargo, no forma parte importante de la base alimenticia de nuestro país, ya que para eso están las semillas agrícolas, es decir, aquellas surgidas de programas formales de mejoramiento genético, que han sido modificadas por el ser humano”. Sánchez ve una serie de errores conceptuales en la iniciativa 113-5 que le preocupan.
Denuncia que, dándole el control total de la producción al Estado y poniendo el foco únicamente en el consumo interno “se pone en riesgo el acceso a las semillas agrícolas, con lo cual la producción nacional iría en la dirección contraria”. Las propuestas que se aprobaron, en general, en la Comisión de Medioambiente “nos llevarán a despojar a nuestros agricultores del acceso a las mejores semillas, por ejemplo, las adaptables al cambio climático, con mayor tolerancia a la sequía, al frío, a las enfermedades”. Agrega que es un “riesgo limitar el desarrollo genético extranjero porque limitamos también las soluciones a los problemas alimentarios que, hoy día, son tan grandes”. “La base de nuestra agricultura es la inversión extranjera”, recalca.
Para el director de la Asociación Chilena de Semillas (Anpros), Mario Schindler, lo aprobado en la Convención “representa una amenaza seria no solo para nuestro rubro que es la actividad semillera, sino que para la producción de alimentos en Chile y el desarrollo de la agricultura”. “Lo otro es que genera una cantidad de elementos que apuntan, derechamente, a la estatización de la producción agropecuaria”, asegura. “Limitaciones en la concentración de la propiedad, normativas para combatir la extranjerización de la producción y la inversión extranjera, así como el fin de todo tipo de subsidios a proyectos y desarrollo de conocimiento para los grandes agricultores”, son algunos de los problemas puntuales que ve Schindler en todo esto.
“En un mundo globalizado, en que la crisis climática afecta a cada rincón del planeta, es indudable que esa seguridad alimentaria plantea una interdependencia, en que las fronteras abiertas y el intercambio comercial entre los países son fundamentales”, expone. Lo que se considera que solo los pequeños agricultores son relevantes para la seguridad alimentaria chilena. El efecto que puede llegar a tener cada uno de estos puntos sobre la actividad agrícola puede, para Schindler, ser devastador. De ahí que, como gremio, comenzaron a vincularse más intensamente en la discusión. “Piense en lo que significan todos los cultivos anuales, en el impacto que estas iniciativas tendrán en todos ellos. Estamos hablando de cifras millonarias, incalculable y de un impacto gigantesco”, subraya.
La constituyente por el distrito 19, Carolina Sepúlveda, quien participó activamente de este debate, dijo comprender la preocupación de estos gremios tras la aprobación en general que tuvo la norma 113-5, “pero esta fue una aprobación en general, por ende, aún nos queda escuchar a la mayoría de los autores de las normas en esta temática”. La convencional pide no olvidar que estamos frente una crisis climática y ecológica, cuya mayor amenaza es el aumento de temperatura que produce diferencias de las condiciones para los cultivos tradicionales. Se hace vital, según plantea, la investigación en el desarrollo de semillas que germinen y tengan buena productividad. “Esto es de suma relevancia para la sobrevivencia de la humanidad”, agrega. En esa línea, “se torna de gran relevancia mantener los bancos de semillas, más conocidos como banco de germoplasma, ya que nos permiten mantener el material genético sobre el cual trabajan diferentes universidades, institutos u otros”. “Chile es un exportador y productor de semillas. La población no está disminuyendo, sino que aumentando y las tierras agrícolas cada vez son menos”, subraya
De todas formas, recuerda que “la pandemia demostró la importancia de la producción de tus propios alimentos o circuitos cortos de distribución, con el objetivo de abastecer de lo básico a la población”. Su proyección es que, con el tiempo y progresivamente, “la hidroponía vertical irá ganando espacios, donde la gente podrá cultivar incluso en sus balcones”. No obstante, la convencional recalca que “las transiciones no son de un día al otro”.
Fuente El Mercurio de Valparaíso.