Codigorojo. 10 agosto 2024.
Entregamos a nuestros lectores la entrevista realizada por PIA global al catedrático Daniel Martínez Cunill, coordinador del Grupo de Reflexión de América Latina y El Caribe (GRALYC), sobre la compleja situación que está viviendo la izquierda boliviana.
Un llamado urgente a la izquierda boliviana
Desde PIA global entrevistamos al histórico militante internacionalista Daniel Martínez Cunill, coordinador del Grupo de Reflexión de América Latina y El Caribe (GRALYC), sobre la compleja situación que está viviendo la izquierda boliviana, las causas reales y la dimensión de la situación que está viviendo el país suramericano siendo una fuente principal de riqueza en el mundo.
PIA –¿cómo está la situación en el movimiento popular boliviano de cara a las próximas elecciones?
DMC- El presidente de Bolivia, Luis Arce, y el líder del Movimiento al Socialismo (MAS) Evo Morales, están confrontados porque ambos aspiran a la candidatura por la presidencia de la República en 2025. La polarización está llevando a una crisis que podría traer graves consecuencias.
Desde luego nos preocupa mucho porque, de no encontrarse una solución política madura y que responda a los más elevados intereses de la mayoría del pueblo boliviano, se abrirían las opciones para el retorno al poder de los sectores más derechistas y racistas de la oposición boliviana.
No solo significaría un retroceso a un proyecto tan esperanzador como el de Bolivia, que dio origen a un Estado plurinacional democrático de amplia representación de los sectores populares y los pueblos originarios; a la vez enviaría una señal negativa a las luchas libertarias de los pueblos de toda América Latina y el Caribe.
PIA – Habla de un retroceso en toda América Latina y El Caribe ¿cómo será eso?
DMC – Cuando los proyectos transformadores progresistas y de izquierda sufren derrotas en el terreno electoral se producen grandes retrocesos. Se pierden derechos conquistados y la continuidad de procesos de transformaciones estructurales de carácter estratégico, que después requieren décadas de lucha para recuperarse.
Al respecto, señalo con mucho dolor el ejemplo del hermano pueblo de Ecuador que, después de una década alentadora de revolución ciudadana, está enfrentado a una contraofensiva de extrema derecha y a una dispersión política y organizacional de elevado costo político.
Debemos tener en cuenta estas señales de alerta, porque también hemos aprendido que cuando las corrientes de derecha favorables al neoliberalismo regresan al poder actúan de manera vengativa y revanchista, lo que se traduce tanto en represión colectiva como persecución selectiva contra líderes políticos y sociales.
PIA – La represión y persecución han empezado en algunas experiencias a operarla desde el propio Poder Judicial de los estados lo cual la viste de legalidad…
DMC – La experiencia que estamos viviendo en México, y que se constata en otros países de la región, indica que las instancias judiciales razonan y actúan desde una lógica legal arcaica, muy cuestionable, y cuya legitimidad es rechazada a nivel de la sociedad porque representa un obstáculo clasista para avanzar en la transformación estructural.
No está en nuestra intención involucrarnos en las determinaciones del poder judicial boliviano, pero si creemos que, por el interés del proceso de transformaciones en curso en Bolivia, los líderes políticos y sociales interesados en su continuidad deben dialogar y encontrar una fórmula de consenso para darle voz a la mayoría y estar receptivos para escucharla y actuar en consecuencia.
La democracia tradicional vigente ha desarrollado -en la globalización neoliberal-una marcada tendencia a justificar conceptualmente la explotación y contribuir a derrotar los procesos emancipatorios de nuestro continente. Eso explica el carácter conservador de los poderes judiciales contemporáneos.
Estamos ante un intento de modernización de la ideología dominante que busca debilitar la conciencia en las clases explotadas, que bajo el argumento de respeto a la legalidad busca que sectores del pueblo trabajador se consideran solidarios con su sistema y estén dispuestos a trabajar para el capitalista y votar a su favor en la equivocada creencia de que contribuyen al mantenimiento del orden, la paz y la seguridad, sin percatarse que lo que están respaldando es el orden económico capitalista.
Debemos recurrir a la legitimidad vigente, aceptando los límites del Poder Judicial, para avanzar en la conquista del poder político, pero con intenciones de trascender el capitalismo y transformar las distintas estructuras que soportan y caracterizan el modelo civilizatorio actual. Pero debemos recurrir a la legitimidad para avanzar en la consecución de una conciencia con nuevos valores, centrados estos en el bien común, el vivir bien y el respeto a la humanidad y a la naturaleza, para hacer posible la constitución de un modelo social de nuevo tipo.
PIA – ¿En esa contradicción entre legalidad y legitimidad se debaten las posibilidades históricas de la izquierda y la derecha?
El guion de la ultraderecha, al cual recurren los sectores oligárquicos dominantes para preservar sus intereses, es defender una legalidad cada vez más cuestionada y utilizar los poderes que conservan para frenar la maduración de una nueva legitimidad surgida de los sectores populares que maduran política e ideológicamente.
Al crear una nueva legitimidad, los sectores populares se convierten en sujetos históricos activos de su liberación y creadores de nuevos poderes realmente democráticos y creemos que Bolivia, México y otros pueblos latinoamericanos deben avanzar en esa ruta.
PIA – Vemos la ofensiva del imperialismo y la derecha en países como Venezuela y Bolivia, justamente los dos escenarios de mayores reservas de energía mundiales…
DMC – El litio es un recurso estratégico y Bolivia posee las mayores reservas de litio en salmueras en el mundo, alrededor del 24%. Los salares de Uyuni, Coipasa y Pastos Grandes son las fuentes de este recurso en territorio boliviano y existe la fundada sospecha de que otros intereses geopolíticos están detrás de la crisis política con el fin de imponer un gobierno que abra el llamado “oro blanco” a empresas transnacionales y gobiernos injerencistas.
Si nos basamos en el informe presentado por el Banco Mundial (BM) se demuestra que Bolivia ocupa posiciones destacadas en la Región con indicadores económicos sólidos.
Tiene la tasa de desocupación más baja de la región.
Bolivia se sitúa en el primer lugar, con la tasa de desocupación más baja, registrando un impresionante 3,8%. Este indicador refleja la fortaleza del mercado laboral en comparación con otros países de la Región;
Tiene la inflación controlada; el país ocupa el segundo lugar en la Región con la inflación más baja, marcando un 2,1%.
Viene desarrollando un crecimiento sostenido; Bolivia se ubica en el tercer lugar en términos de crecimiento económico, con un 2,2%.
En lo que respecta a las reservas de litio de Bolivia, recurso estratégico, forman parte del debate internacional sobre la explotación de materias primas debido a la creciente demanda de litio para su uso en baterías de teléfonos celulares, iPods y computadoras portátiles en el mercado global, y sobre todo para vehículos eléctricos.
A la voluntad gubernamental de darle un carácter social, se perfilan ámbitos de conflicto que disfrazados de dilemas ambientales omiten las múltiples desigualdades que subsanaría la participación y el control social, así como los beneficios de la distribución equitativa de los probables ingresos.
PIA – con esos indicadores es evidente que están siendo víctimas de una operación de desestabilización…
DMC – Los recursos naturales deben estar en manos de la Nación y cautelados por el pueblo. Una señal de alerta la constituye la sombra de las amenazas de la teniente general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EE. UU.
Es recomendable por lo tanto estar atentos a que además de los actuales conflictos ya existentes no se sume una “guerra del litio” que sin lugar a duda sería aprovechada por intereses imperialistas en su disputa con China por la hegemonía mundial.
PIA – ¿cómo debería actuar la izquierda continental respecto del conflicto entre sectores populares de Bolivia?
DMC – Respecto del tema de la disputa por la candidatura presidencial creo que los militantes internacionalistas deben plantear sus críticas y reflexiones políticas a los compañeros, si son planteadas de manera constructiva, no constituyen injerencismo.
Por el contrario, son un componente de solidaridad y compañerismo entre los que compartimos objetivos de justicia social y búsqueda de una sociedad equitativa y de justicia social. Los revolucionarios sembramos las semillas de la unidad, la división es parte del arsenal del enemigo de clase.
De manera responsable y fraterna diría que la fórmula se llama unidad. ¡¡Unidad, unidad y más unidad!! Hablo de una unidad estratégica por encima de las diferencias tácticas y una amplia deliberación respecto a las cosas que están en juego. Sabemos que, tanto Luis Arce como Evo Morales tienen la suficiente madurez política y visión de futuro como para medir las consecuencias políticas catastróficas que podrían acarrear una decisión equivocada. Es decir, la división del campo popular.
En relación con la conformación de la unidad de las fuerzas revolucionarias recordemos a Fidel Castro:
“Lo ideal en política es la unidad de criterios, la unidad de doctrina, la unidad de fuerzas, la unidad de mando como en una guerra. Porque una revolución es eso: es como una guerra… Lo ideal es la unidad. Ahora, eso es lo ideal. Otra cosa es lo real. Y creo que cada país tiene que acostumbrarse a ir librando su batalla en las condiciones en que se encuentre. ¿No puede haber una unidad total? Bueno, vamos a buscar la unidad en este criterio, en este otro y en este otro. Hay que buscar la unidad de objetivos, unidad en determinadas cuestiones. Puesto que no se puede lograr el ideal de una unidad absoluta en todo, ponerse de acuerdo en una serie de objetivos”.
PIA – ¿es posible esa propuesta de unidad de acuerdo a cómo están las cosas hoy?
DMC – Es necesario que los dirigentes revolucionarios bolivianos tengan como preocupación central avanzar en el proceso de unidad de las fuerzas revolucionarias y para ello dialogar hasta el cansancio sobre la meta fundamental, que es impedir que la ultraderecha regrese al poder y progresivamente elaborar un acuerdo o pacto que regule los aspectos secundarios que deriven de lo primero.
Un acuerdo que traiga unificación de las fuerzas revolucionarias y una estrategia que demuestre ser la más correcta en la lucha contra el enemigo principal, se traducirá en breve tiempo en que las principales corrientes de izquierda acumulen fuerzas verdaderamente revolucionarias. Eso permitirá recuperar la confianza y el dinamismo de los movimientos sociales y asegurar la victoria.
La unidad, si es verdadera y no formal, implica dejar de lado todo rasgo de egoísmo o individualismo que pueda poner en riesgo el entendimiento y la suma de voluntades. Quiero decir con esto que la unidad también implica sacrificar aspiraciones personales en beneficio del proyecto común y tal vez allí está la solución al diferendo.
En el Partido del Trabajo de México, PT, estamos en la mejor disposición para sumarnos a todo esfuerzo que se geste en nuestro continente para contribuir a la unidad de las fuerzas populares de Bolivia. Debemos cerrar el paso a una acción de las fuerzas de la derecha nacional e internacional que buscan hacer retroceder la historia de liberación del pueblo boliviano
Desde la Sierra Maestra, pasando por Pancasán y Chalatenango hasta llegar a Ñancahuazú, se escucha un llamado urgente para la izquierda boliviana: Solo la unidad de los revolucionarios nos dará la victoria.