Codigorojo. 29 julio 2022.
La pasada ruidosa y humeante de las maquinas que recorrían esta región buscando como horizonte el norte salitrero y marino, o retornando hacia el sur para juntarse con las ciudades grandes de Chile, Valparaíso, Santiago, pasando y cambiando trenes en La Calera, histórica estación de los tiempos que, que debe ser recordada y estoy recordando en este libro, las estaciones de Quinquimo, La Ligua, La Higuera, Ingenio, Peñablanca, Pedegua, Petorca y los tuneles trazados bajo las montañas, buscando el paso hacia otras zonas, para que los rieles “culebrearan” sobre nuestro paisaje.
Este pueblo de Cabildo, que estaba tan aislado antes de la construcción de los ferrocarriles, fue lentamente abriéndose hacia otras tierras y ciudades de Chile, el trazado y la puesta en marcha para que pasaran hacia el sur y el norte de esas pesadas y modernas maquinas a carbón, que iban pidiendo agua en cada estación y en todos los ramales, para enfriar pistones y calderas que humeaban, el viento desplazaba esos humos hacia la cordillera y el mar, eran otros tiempos, pero tiempos importantes, era el progreso que salía a recorrer los suelos de la patria, y este progreso llego un día bienaventurado a esta tierra cabildana.
Cuantos recuerdos, cuantas fábulas, cuanta cosa se puede contar de este encuentro de Cabildo con esas máquinas que piteaban saludando a su gente, que los recibía con no poca admiración, la historia de esos trenes no ha terminado con el desalojo de las rieles y el derrumbe de las estaciones, esa historia hace parte de lo mejor de las tradiciones y de la cual nos sentimos orgullosos, porque en esa época de relaciones entre los pueblos y los rieles Cabildo fue importante.
En esos tiempos sonaban las guitarras y versos campesinos de nuestra región profundamente agraria, las trompetas de la banda municipal y sus tambores entregaban la música a los pasajeros, más de alguno se acercó al tren para tocar y hacer sonar su música con una flauta de caña, cortada en las orillas del estero, eran tiempos que no había radios y TV, eran los tiempos de la creación local, las arpas le daban el brillo y el esplendor a las cosechas y las trillas en esos llanos perdidos cordillera adentro, en las noches los campos ardían junto al bracero para escuchar a los “puetas” y sus versos improvisados o el canto a lo “angelito” o al niño dios y los difuntos, los cantos y parabienes en los velorios de los “angelitos” hacen parte hasta hoy de la devoción popular y en la creencia de otra vida, más allá de la que conocemos hoy.
En las laderas de las montañas rocosas, se escuchaban los corridos mexicanos y poesías contra la explotación, por los obreros pirquineros, quiénes cantaban a la espuma espesa de la noche o al sol brillante de los días, el canto y los versos eran más que necesarios en esos días pasados, que estoy recordando aquí con un sabor agradecido por esos poetas y cantores populares, eso para ellos era urgente y inclaudicable, era más que un deseo un compromiso, muchos de ellos que yo
conocí, me contaron sus valores y deseos, en el tiempo que va pasando sus cuecas, tonadas, bailes de angelitos, versos pasan a ser himnos en nuestras tierras, pero aún falta mucho para recuperar este patrimonio cultural.
No es mi idea promover circuitos alternativos para la difusión de la cultura popular de nuestra tierra, no, porque esa historia esta ahí y hay que rescatarla, tiene sus propias razones éticas y estéticas, lo que nos corresponde es trabajar para integrarlas a la cultura de hoy día, sin que jamás se pierdan, porque hace parte de nuestro patrimonio y de nuestra memoria histórica, yo repito que un pueblo que no mira su historia, no encontrara nunca un futuro con la gente, se hace urgente rescatar ese pasado nuestro.
Esas son realidades, porque se cantó, son poetas y cantores nuestros, habrá que traerlos de esa isla del pasado a nuestra cultura de hoy y como parte importante de nuestra historia, eso nos permitirá un intercambio y reflexión sobre ese pasado de cuando el último tren abandono para siempre esta tierra amada, no es defender por defender, si no es realizar una constatación histórica de nuestra cultura, y continuar cultivándola para que abrace con los artistas populares de hoy.
Es por el mejoramiento cultural del hoy y el ayer, para que la astucia creativa traspase el tiempo y perdure, en nuestro pueblo y que se considere en nuestras luchas y esperanzas hacia un mundo mejor.
Ya estamos de nuevo montado en un nuevo siglo, hoy nos amenazan otras culturas, la del dinero, la de la provocación, la de la guerra, la manipulación es hoy más sofisticada, y todo eso ira atentando sobre nuestro patrimonio cultural, que no permitirá una diversidad, si no que la manipulación, es el pensamiento único, y en eso no puedo estar de acuerdo, porque sería buscar la cuadratura del círculo y seria solo el pensamiento de una clase minoritaria sobre otra que es mayoritaria, que irán destruyendo la memoria histórica y van a globalizar lo banal para privilegiar el dinero.
El ser humano requiere hoy día de artistas comprometidos con sus esfuerzos y sus sueños, que una canción o un poema refleje sus sentimientos, que se potencie y se valoren todas las esencias creativas de nuestros deseos, que la canción tenga un acento propio y local, pero que arrastre sueños e ideas, que esa canción y poesía sea múltiple, diversa, sensible y responsable.
Queremos una cultura popular, primero recuperar el pasado y defender el presente creativo, solo así rescataremos el patrimonio de nuestro pueblo y sus creadores originales, y junto a aquellos que han ido innovando y experimentando, podemos ir a unirnos a los sonidos ancestrales de este Cabildo, y que esto se sepa en el futuro, que ayude a dinamitar todos los compartimientos de la creación, entre lo popular nuestro y otras culturas, para que los poemas y la música sea por el solo hecho de ser creación popular una redención de la belleza y el compromiso.
Porque no recoger esos acentos musicales, de líricas que han acompañado durante siglos, a estas tierras, durante días y noches por crear, junto al brasero y el mate del pasado, que la oscuridad de las montañas y su soledad se junten con los llanos en un amor por la defensa de nuestra cultura, porque el ser humano necesita de un poema, de una canción, que lo vaya acompañando en todos los avatares de la vida, un verso y canción que anuncio el amor y un amanecer de libertad, ese es mi desafió, así se ira nutriendo el futuro, con las semillas del ayer, ese aire es necesario y un poema y canción será siempre necesaria, será una comunión entre el amor y la belleza y el compromiso necesario para abrir otro mundo que está en marcha.
Pedro Piñones Diaz
Cabildo-Chile